La importancia del gateo
La acción de gatear es de suma importancia para el desarrollo del cerebro. El gateo desarrolla la visión, el sentido del tacto, el equilibrio, la psicomotricidad gruesa o desplazamiento con el cuerpo y la psicomotricidad fina, la orientación y la discriminación espacial de fuentes acústicas y la futura capacidad de escritura en un solo ejercicio. Además integra, los diferentes subsistemas del movimiento que componen otros muchos más complejos como caminar, correr, etc.
Lo que el gateo provoca:
- El gateo conecta los hemisferios cerebrales y crea rutas de información, facilita el paso rápido de información esencial de un hemisferio a otro.
- Desarrolla el patrón cruzado
Este patrón es la función neurológica que hace posible el desplazamiento corporal organizado y en equilibrio del cuerpo humano. Implica que el brazo derecho va sincronizado con el pie izquierdo y el brazo izquierdo con el pie derecho.
Ese movimiento comprende el del eje de las caderas y el de los hombros. Estas articulaciones se mueven en rotaciones contrarias entre sí al avanzar, dicha torsión coloca correctamente y sin sufrir presiones extrañas en las vértebras, además de tonificar adecuadamente los músculos que más adelante permitirán que el niño mantenga la columna perfectamente erecta cuando esté maduro para poder ponerse de pie.
- Desarrolla el sistema vestibular y el sistema propioceptivo
Ambos sistemas permiten saber dónde están las partes del cuerpo. Por un lado, el sistema vestibular activa la emisión de señales de los dos laberintos del oído al cerebelo para que el cerebro sepa constantemente en qué posición está la cabeza y así mantenga un punto imaginario que le permita luego colocar todo el cuerpo según esa posición.
Este sistema se integra y complementa con el sistema propioceptivo, que consiste en saber dónde están todos y cada uno de los puntos del propio cuerpo, lo que permite mandar órdenes precisas a cada uno de ellos y llegar a moverlo, así como mover cada una de sus partes con respecto a las otras de forma rítmica.
Por tanto, gracias a los sensores vestibulares alojados en la cavidad auditiva, el niño sabe dónde está su cabeza y coloca y ordena en su imagen cerebral toda la información que va recibiendo del cuerpo.
- Desarrollo de la convergencia visual y enfoque de los ojos
Al mirar al suelo para colocar la mano o la rodilla, el niño enfoca los dos ojos en un mismo punto a corta distancia. Cuando mira a dónde va, a unos tres metros por lo menos, coloca con los ojos la convergencia con un punto infinito. Este es un estupendo ejercicio muscular para los ojos que facilita la acomodación visual.
- Desarrolla la oposición cortical
En el gateo, la cabeza está en un plano y la palma de la mano en otro. El niño siente a través del tacto, que está viendo. Esto es fundamental para desarrollar luego la oposición cortical, es decir en la corteza del cerebro, de que el dedo gordo de la mano se opone a los otros cuatro. El desarrollo de esta función en las manos es la que permite servirse de ellas y asir los objetos.
- Permite aprender a medir el mundo
La distancia que hay entre la palma de la mano y los ojos al gatear es una medida fundamental en todas las civilizaciones. Con esta nueva medida corporal, el niño mide el mundo circundante y se adapta más eficientemente al medio porque lo mide constantemente y va retomando información espacial ordenada.
- Ayudar a establecer la futura lateralización
En el proceso del gateo uno de los hemisferios se convierte en el dominante y el otro en servidor para no tener que operar con ambos a la vez. Al conectar los dos hemisferios gracias al gateo, se facilita acudir más rápidamente a funciones más complejas que exigen ambos hemisferios y áreas cerebrales no simétricas y diferenciadas.
- Ayuda a la escritura
Mediante el gateo se va desarrollando la coordinación cerebral ojo-mano. Cuando el niño gatea, se establece entre ambos una distancia similar a la que más adelante habrá entre ojo y mano a la hora de leer y escribir.
Promover el gateo
- Mantener al niño, por lo menos, una hora al día en el suelo.
- No forzar al niño a ponerse de pie. Si no está preparado le creará inseguridad.
- Gatear siguiendo una pelota es más efectivo ya que estimula el desplazamiento del pequeño.
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